Una pequeña historia
Un pequeño relato que llega al lÃmite entre la realidad y la fantasÃa.
En un tiempo muy remoto para lo que la mente humana alcanza a comprender, pero muy cercano en lo que a vida cósmica se refiere, los Hijos del Padre, los Seres Divinos, decidieron experimentar una existencia material, pues querÃan conocerlo todo y divertirse.
Entonces pidieron al Padre, muy ilusionados, la oportunidad de experimentar una vida material para gozar y aprender desde el aspecto fÃsico de la existencia, como un juego, algo divertido. El Padre muy gustosamente les concedió esa oportunidad recordándoles que Él estarÃa permanentemente esperándolos.
Los seres divinos se abalanzaron inmediatamente a tomar una existencia fÃsica. Entonces diseñaron lo que se podrÃa llamar “las reglas del juego”, todo aquél que encarnara tendrÃa que olvidar su origen divino y ser sometido a las leyes vigentes en la Tierra, las leyes de espacio y tiempo tridimensionales.
TendrÃan que tomar un cuerpo y cuidarlo, para el bien de todos, para que familia y raza sobrevivieran, pero con la particularidad de la dualidad, como hombre y mujer y con el sencillo propósito de ser felices.
Una vez todo estuvo a punto empezaron a llegar a la Tierra diferentes grupos de seres a disfrutar de este feliz y sencillo juego, era un mundo grande, lo suficiente para albergar a todos sin molestarse unos a otros, pero poco a poco los grupos comenzaron a crecer y a mezclarse, al tener diferentes formas de ver el juego y practicarlo empezaron las diferencias.
Todos eran Seres Divinos, pero las diferencias acabaron siendo más marcadas con el tiempo, tanto era el deseo de ganar que los Seres Divinos crearon una entidad diferente para que luchara por ellos bajo las leyes fÃsicas de la Tierra, el ego, entonces ya no hubo tanta diversión, ya no era un juego sencillo y feliz, apareció el sufrimiento, la Esencia empezó a perder terreno frente al ego, este entendió que si querÃa existir deberÃa buscar conflictos y sufrimiento, al precio que fuera, empezó a buscar y encontrar formas de entrar en conflicto con los demás.
Una alternativa era iniciar una búsqueda insaciable de comodidades o satisfacciones como el sexo, el dinero, la comida o cualquier cosa que pudiera crear un conflicto en el ser, si no encontraba con quien tener conflictos los buscaba en el pasado o en el futuro, pero nunca en el ahora, pues ahà se desvanecÃa su poder.
La Esencia olvidó entonces su origen, sus poderes, su propósito y se identificó con el ego. Su propósito de existencia era ahora el del ego: sobrevivir, pero no todos los Seres habÃan caÃdo en el olvido, quedaba un reducido número de ellos que comprendió el error y ya no querÃan sufrir más, la Tierra reclamó también su derecho a seguir creciendo y evolucionando, hicieron un llamado, el Cosmos lo escuchó y su repuesta fue inmediata. El Padre asumió la dirección, el encabezarÃa el Plan.
Sin tiempo que perder se agruparon los voluntarios para esta tarea, se ofrecieron a sabiendas del sacrificio para auxiliar a la humanidad en nombre de aquellos que hicieron el llamado, los que ya no querÃan sufrir más. De muchas partes del Cosmos se atendió el llamado, se pusieron de acuerdo para llevar a cabo el Plan, muchos representantes de las familias cósmicas encarnaron en su nombre en la Tierra para enfocar su Luz en dirección a la Nueva Terra. Se decidió que las mujeres fueran portadoras de la energÃa de liberación.
Justo en el momento preciso, la portadora de la energÃa del Padre en su aspecto femenino, despertarÃa e iniciarÃa la Gran Ascensión, toda la Tierra, entonces, responderÃa a su llamado y la humanidad estarÃa en disposición de iniciar su regreso al Padre.
Una vez la Madre estuviera despierta, la puerta se abrirÃa de par en par, uno a uno todos aquellos que ya hubieran despertado del sueño del ego podrÃan entrar al seno del Padre, la Tierra entonces iniciarÃa su ascensión, la Nueva Terra elevarÃa entonces su nota de alegrÃa al Cosmos y los Seres Divinos podrÃan reunirse de nuevo con su Padre.
Autor: TODOS