Sobre el Amor y el Matrimonio

Posted by Squall on May 22, 2012 in Life Lessons, Love Lessons |

Les comparto algo que leí y se me hizo muy interesante de un libro de Osho. Tal vez sea un poco extenso pero vale mucho la pena leerlo una o dos veces para captar y digerir todas las ideas. Esta tomado de una plática donde le realizaron la siguiente pregunta:

Si el amor queda destruido en el matrimonio, ¿cómo debemos vivir si deseamos compartir el amor y nuestros pensamientos cotidianamente, y también criar niños con la madre y el padre?

Yo nunca he dicho que el amor sea destruido por el matrimonio. ¿Cómo puede el matrimonio destruir el amor? Sí, es destruido en el matrimonio, pero lo destruyes tú, no el matrimonio. Lo destruyen los miembros de la pareja. ¿Cómo puede el matrimonio destruir el amor? Eres tú quien lo destruye, porque no sabes lo que es el amor. Simplemente haces como si supieras, simplemente confías en que sabes, sueñas que sabes, pero no sabes lo que es el amor. El amor hay que aprenderlo; es el mayor arte que existe.

Si hay gente bailando y alguien te pide: «Ven a bailar», tú dices: «No sé.» No saltas sin más y te pones a bailar y haces que todo el mundo piense que eres un gran bailarín. Lo que harás es quedar como un payaso. No probarás que sabes bailar. Hay que aprender, la gracia del baile, su movimiento. Tienes que entrenar el cuerpo para ello.

No vas y te pones a pintar sin más porque hay un lienzo disponible y hay un pincel y colores. No te pones a pintar sin más. No dices: «Están todos los requisitos, así que puedo pintar.» Puedes pintar, pero no serás un gran pintor de esa manera.

Conoces a una mujer, ahí está el lienzo. Inmediatamente te vuelves un amante, empiezas a pintar. Y ella empieza a pintar en ti. Por supuesto, los dos acabaréis quedando como dos tontos -tontos pintados- y tarde o temprano comprenderéis lo que sucede. Pero nunca pensaste que el amor es un arte. No has nacido con ese arte, no tiene nada que ver con tu nacimiento. Tienes que aprenderlo. Es el arte más sutil.

Has nacido con sólo una capacidad. Por supuesto, has nacido con un cuerpo; puedes ser bailarín porque tienes cuerpo. Puedes mover tu cuerpo y puedes ser bailarín, pero tienes que aprender a bailar. Se necesita mucho esfuerzo para aprender a bailar. Y bailar no es tan difícil porque estás implicado tú solo en ello.

El amor es mucho más difícil. Es bailar con otra persona. El otro también es necesario para saber lo que es bailar. Encajar con alguien es un gran arte. Crear una armonía entre dos personas… dos personas significa dos mundos diferentes. Cuando dos mundos se acercan, habrá un choque si no sabes cómo armonizar. El amor es armonía. Y la felicidad, la salud, la armonía, todo ello sale del amor. Aprende a amar. No tengas prisa por el matrimonio, aprende a amar. Primero vuélvete un gran amante.

¿Y cuál es el requisito? El requisito es que un gran amante siempre está dispuesto a dar amor y no se preocupa si se lo devuelven o no. Siempre es devuelto, esa es la naturaleza de las cosas. Es como si vas a las montañas y cantas una canción, y los valles responden. ¿Has visto un sitio con eco en las montañas, en las colinas? Gritas y los valles gritan, o cantas y los valles cantan. Cada corazón es un valle. Si viertes tu amor en él, responderá.

La primera lección del amor es no pedir amor, sino simplemente darlo. Da siempre. Y la gente está haciendo justo lo contrario. Incluso cuando dan, sólo dan con la idea de que el amor debería volver a ellos. Es un negocio. No comparten, no comparten libremente. Comparten con una condición. Siguen mirando con el rabillo del ojo a ver si vuelve o no. Gente muy pobre… no conocen el funcionamiento natural del amor. Tú simplemente da, y ya vendrá.

Y si no viene, no hay nada de qué preocuparse, porque un amante sabe que amar significa ser feliz. Si viene, bien; entonces la felicidad se multiplica. Pero incluso si nunca viene de vuelta, el acto mismo de amar te hace tan feliz, tan extático… ¿qué importa si viene o no?

El amor tiene su propia felicidad intrínseca. Sucede cuando amas. No hay necesidad de esperar el resultado. Simplemente, empieza a amar. Poco a poco verás que mucho más amor vuelve a ti. Tan sólo amando uno ama y llega a saber lo que es el amor. Igual que uno aprende a nadar nadando, amando uno ama.

Y la gente es muy tacaña. Esperan que llegue algún gran amado, y entonces amarán. Permanecen cerrados, permanecen ensimismados. Simplemente, esperan. De alguna parte llegará alguna Cleopatra y entonces abrirán su corazón, pero para entonces ya han olvidado completamente cómo abrirlo.

No pierdas ninguna oportunidad de amar. Incluso paseando por la calle puedes ser amoroso. Incluso con un mendigo puedes ser amoroso. No es necesario que tengas que darle algo; puedes sonreír, al menos. No cuesta nada, pero tu sonrisa misma abre tu corazón, hace que tu corazón esté más vivo. Toma a alguien de la mano, un amigo o un extraño. No esperes pensando que sólo amarás cuando aparezca la persona apropiada. Entonces la persona apropiada no aparecerá nunca. Sigue amando. Cuanto más amas, mayor es la posibilidad de que aparezca la persona adecuada, porque tu corazón comienza a florecer. Y un corazón en flor atrae a muchas abejas, a muchos amantes.

Te han educado de una manera muy equivocada. Primero, todo el mundo vive con la falsa impresión de que todo el mundo ya sabe amar. Sólo por haber nacido crees que ya sabes amar. No es tan sencillo. Sí, hay potencial, pero el potencial hay que entrenarlo, disciplinarlo. Existe una semilla, pero tiene que florecer. Conviértete en una flor, no te quedes en semilla.

Dos personas que no son felices por separado, harán que el otro esté aún peor cuando se junten. Eso es matemático. Tú no eras feliz, tu esposa no era feliz, ¿y esperáis que estando juntos vais a ser felices los dos? Esto es una aritmética muy sencilla, como que dos y dos son cuatro. Es así de simple. No forma parte de ninguna aritmética más elevada; es muy corriente, lo puedes contar con los dedos. Ninguno de los dos será feliz. Mi sugerencia es que el matrimonio debería suceder después de la luna de miel, nunca antes. Sólo si todo va bien, sólo entonces debería suceder el matrimonio.

La luna de miel después del matrimonio es algo muy peligroso. Que yo sepa, el 99 por 100 de los matrimonios ya han acabado para cuando termina la luna de miel. Pero entonces estás atrapado, ya no hay manera de escapar. Entonces toda la sociedad, la ley, los tribunales, todos están contra ti si abandonas a tu esposa, o tu esposa te abandona a ti. Entonces, toda la moralidad, la religión, el cura, todos están contra ti. De hecho, la sociedad debería crear todas las barreras posibles para el matrimonio y ninguna para el divorcio.

La sociedad no debería permitir que la gente se casara tan fácilmente. Los tribunales deberían crear barreras: vive con esa mujer al menos dos años, y entonces el tribunal puede permitirte que te cases. Ahora mismo están haciendo justo lo contrario. Si te quieres casar, nadie pregunta si estás preparado o si sólo es un capricho, y es sólo porque te gusta la nariz de esa mujer. ¡Qué insensatez! Uno no puede vivir simplemente con una nariz larga. Pasados dos días habrás olvidado la nariz. ¿Quién mira la nariz de la propia esposa? Una vez que os conocéis, la belleza desaparece.

No se debería permitir que dos personas vivieran juntas el tiempo suficiente para conocerse, para familiarizarse. E incluso si quieren casarse, esto no se les debería permitir. Entonces los divorcios desaparecerían del mundo. Los divorcios existen porque los matrimonios son erróneos y forzados. Los divorcios existen porque los matrimonios se llevan a cabo en un estado romántico.

Uno no debería casarse con una mujer o con un hombre por estar de humor poético. Dejad que llegue el humor de la prosa, entonces podéis asentaros. Porque la vida cotidiana se parece más a la prosa que a la poesía. Hay que ser suficientemente maduro.

La madurez significa que uno ya no es un tonto romántico. Uno comprende la vida, uno comprende la responsabilidad de la vida, uno comprende los problemas de estar con otra persona. Uno acepta todas las dificultades y aun así decide vivir con esa persona. Uno no espera que todo vaya a ser siempre un Paraíso, que todo van a ser rosas. Uno no espera esas tonterías; uno sabe que la realidad es difícil. Es dura. Hay rosas, pero muy pocas; hay muchas, muchas espinas.

Cuando ya seas consciente de todos estos problemas y aun así decidas que merece la pena arriesgarse y estar con alguien en vez de estar solo, entonces cásate. Entonces los matrimonios nunca matarán el amor, porque este amor es realista. El matrimonio sólo mata el amor romántico. Y el amor romántico es lo que la gente llama «amor de cachorros», de jóvenes. Uno no debería fiarse de eso. Uno no debería pensar que eso le va a nutrir. Puede que sólo sea como un helado. Puedes comerte uno de vez en cuando, pero no depender de ello para tu nutrición. La vida tiene que ser más realista, más en prosa.

Y el matrimonio mismo nunca destruye nada. El matrimonio simplemente trae a la superficie lo que está oculto en ti, lo saca. Si hay amor oculto tras de ti, dentro de ti, el matrimonio lo saca a la superficie. Si el amor era sólo una pretensión, sólo un cebo, entonces tarde o temprano tiene que desaparecer. Y entonces tu realidad, tu fea personalidad, aparece. El matrimonio es simplemente una oportunidad para que salga todo lo que tenías que sacar.

Yo no digo que el amor sea destruido por el matrimonio. El amor es destruido por la gente que no sabe lo que es el amor. El amor es destruido porque, para empezar, no hay amor. Habéis estado viviendo en un sueño. La realidad destruye ese sueño. De otra forma, el amor es algo eterno, forma parte de la eternidad. Si creces, si conoces el arte y aceptas las realidades de la vida amorosa, entonces el amor sigue creciendo cada día. El matrimonio se convierte en una tremenda oportunidad para llegar al amor.

Nada puede destruir el amor. Si está ahí, sigue creciendo. Pero tengo la impresión de que no está ahí para empezar. No te entendiste a ti mismo; era otra cosa lo que había ahí. Quizá había sexo, atracción sexual. Entonces va a destruirse, porque una vez que has amado a una mujer, la atracción sexual desaparece, porque la atracción sexual sólo sucede con lo desconocido. Una vez que has saboreado el cuerpo de esa mujer o de ese hombre, la atracción sexual desaparece. Si tu amor era solamente atracción sexual, entonces está destinado a desaparecer.

Así que nunca confundas el amor con alguna otra cosa. Si el amor es realmente amor… ¿A qué me refiero cuando digo «realmente amor»? Quiero decir que con sólo estar en presencia del otro te sientes feliz de repente, con sólo estar juntos te sientes en éxtasis, la mera presencia del otro llena algo profundo en tu corazón… algo empieza a cantar en tu corazón, entras en armonía. La mera presencia del otro te ayuda a serenarte. Te vuelves más individual, más centrado, con los pies más en el suelo. Entonces, eso es amor.

El amor no es una pasión, el amor no es una emoción. El amor es una profunda comprensión de que alguien, de alguna manera, te completa. Alguien hace de ti un círculo completo. La presencia del otro realza tu presencia. El amor te da libertad para ser tú mismo; no es posesión.

Así que observa. Nunca pienses que el sexo es amor; si no, serás engañado. Permanece alerta, y cuando empieces a sentir con alguien que su presencia, su mera presencia -nada más, no se necesita nada más; no pides nada-, sólo su presencia, sólo lo que el otro es, es suficiente para hacerte feliz… algo empieza a florecer en ti, mil y un lotos florecen… entonces estás enamorado, y entonces puedes pasar por todas las dificultades que crea la realidad. Muchas angustias, muchas ansiedades, serás capaz de pasar por todas ellas, y tu amor florecerá más y más, porque todas esas situaciones se volverán desafíos. Y tu amor, al superarlos, se hará más y más fuerte.

El amor es eternidad. Si está ahí, entonces sigue creciendo y creciendo. Conoce el principio pero no conoce un fin.

OSHO en “El Libro de la Mujer”

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